Cinco años después.
Bajo la vista justo cuando la suya se encuentra con mis ojos castaños.
Mi corazón bombea a un ritmo frenétic desde mi pecho.
Me ha mirado.
¿A mí?
Noto que mis morenas mejillas comienzan a arder. No puedo evitar el volverme otra vez hacia donde se encuentra.
Sí. Sigue allí.
Una sonrisa involuntaria se extiende por mi cara, iluminando mi rostro aún aniñado.
Él no me corresponde. Raramente deja mostrar su alegría.
Jamás, desde hacen ya casi seis años, he podido resistirme a perderme en el lago verdeazulado de sus iris.
Y eso es realmente frustrante, en honor a la verdad.
Se halla apoyado en una mesa de color claro, descansando. Estamos en clase de Educación Física (o gimnasia, como yo prefiero llamarla), y la profesora se ha ausentado un momento, lo que es habitual desde hace unos días.
Otro compañero le da un empujón jugando en la espalda.
Mi semblante se crispa espontáneamente, y clavo mi "mirada asesina" en su amigo, que ya se ha girado.
Nuestra maestra regresa.
Esto va a ser un poco complicado.
-¡A jugar al matar!
Al matar. Sí, hombre. La gracia que eso me hace. Bueno, en realidad no soy tan mala jugando, pero otra cosa muy diferente es aterrarte al ver cómo los chicos lanzan el balón. Años de entrenamiento, supongo.
Que empiece el juego.
Podría decirte: <<ya conoces a esta chica>>.
En efecto, podría.
Pero no lo voy a hacer.
Sería mejor (y mucho más acertado) comentar: <<esta es la chica a la que no conoces>>.
Ésa de los ojos marrones, y el pelo ni muy corto ni muy largo. Ésa, que solo se pone coleta lo días de deporte, y el resto de la semana lleva el cabello suelto en desordenados mechones. Ésa, que no habla con prácticamente nadie, pero que si le preguntas te contesta amablemente y con una sonrisa que ilumina su tez. La que, no sabes cómo, siempre te encuentras leyendo un libro. La empollona. La de la mirada huidiza, que no es capaz de fijar la vista en tus ojos durante más de cinco segundos. Ésa, de la que te ríes todos los días, a no ser que la conozcas realmente.
Te diré una cosa:
No tienes ni idea.
Soy jovial, alborozadora, alegre. Un poco estricta conmigo misma, quizás algo más de la cuenta. Cerrada, sí, es un rasgo que comparto con mi "otra cara". Pero en general, soy alguien que nunca rechazará un rato de risas, o una buena fiesta. Puedes confiar en mí, tenlo por seguro, y a lo largo de mi vida he conseguida fama de gran consejera. Adoro leer, eso está claramente comprobado. Y, aparte de eso, tengo una afición que ni el más listo sería capaz de adivinar. Se puede decir... que espío a mis vecinos. Es dudoso sobre si sería más correcto llamarlo acoso. El que haya tres personas de mi mismo curso residiendo en mis pisos no ha hecho más que incrementar la diversión, según mi grupo de amigas (grupo... ¿o "secta"?)
Si me decido a mostrate cómo soy en realidad, te sorprenderías bastante, créeme. No sé si la gente parecida a mí es de mi mismo estilo, pero... ésta soy yo, nací así y así seguiré siendo, para beneficio e inconveniente de otros. Exactamente, inconveniente, he dicho.
Ya lo entenderás mas adelante.
Bajo la vista justo cuando la suya se encuentra con mis ojos castaños.
Mi corazón bombea a un ritmo frenétic desde mi pecho.
Me ha mirado.
¿A mí?
Noto que mis morenas mejillas comienzan a arder. No puedo evitar el volverme otra vez hacia donde se encuentra.
Sí. Sigue allí.
Una sonrisa involuntaria se extiende por mi cara, iluminando mi rostro aún aniñado.
Él no me corresponde. Raramente deja mostrar su alegría.
Jamás, desde hacen ya casi seis años, he podido resistirme a perderme en el lago verdeazulado de sus iris.
Y eso es realmente frustrante, en honor a la verdad.
Se halla apoyado en una mesa de color claro, descansando. Estamos en clase de Educación Física (o gimnasia, como yo prefiero llamarla), y la profesora se ha ausentado un momento, lo que es habitual desde hace unos días.
Otro compañero le da un empujón jugando en la espalda.
Mi semblante se crispa espontáneamente, y clavo mi "mirada asesina" en su amigo, que ya se ha girado.
Nuestra maestra regresa.
Esto va a ser un poco complicado.
-¡A jugar al matar!
Al matar. Sí, hombre. La gracia que eso me hace. Bueno, en realidad no soy tan mala jugando, pero otra cosa muy diferente es aterrarte al ver cómo los chicos lanzan el balón. Años de entrenamiento, supongo.
Que empiece el juego.
Podría decirte: <<ya conoces a esta chica>>.
En efecto, podría.
Pero no lo voy a hacer.
Sería mejor (y mucho más acertado) comentar: <<esta es la chica a la que no conoces>>.
Ésa de los ojos marrones, y el pelo ni muy corto ni muy largo. Ésa, que solo se pone coleta lo días de deporte, y el resto de la semana lleva el cabello suelto en desordenados mechones. Ésa, que no habla con prácticamente nadie, pero que si le preguntas te contesta amablemente y con una sonrisa que ilumina su tez. La que, no sabes cómo, siempre te encuentras leyendo un libro. La empollona. La de la mirada huidiza, que no es capaz de fijar la vista en tus ojos durante más de cinco segundos. Ésa, de la que te ríes todos los días, a no ser que la conozcas realmente.
Te diré una cosa:
No tienes ni idea.
Soy jovial, alborozadora, alegre. Un poco estricta conmigo misma, quizás algo más de la cuenta. Cerrada, sí, es un rasgo que comparto con mi "otra cara". Pero en general, soy alguien que nunca rechazará un rato de risas, o una buena fiesta. Puedes confiar en mí, tenlo por seguro, y a lo largo de mi vida he conseguida fama de gran consejera. Adoro leer, eso está claramente comprobado. Y, aparte de eso, tengo una afición que ni el más listo sería capaz de adivinar. Se puede decir... que espío a mis vecinos. Es dudoso sobre si sería más correcto llamarlo acoso. El que haya tres personas de mi mismo curso residiendo en mis pisos no ha hecho más que incrementar la diversión, según mi grupo de amigas (grupo... ¿o "secta"?)
Si me decido a mostrate cómo soy en realidad, te sorprenderías bastante, créeme. No sé si la gente parecida a mí es de mi mismo estilo, pero... ésta soy yo, nací así y así seguiré siendo, para beneficio e inconveniente de otros. Exactamente, inconveniente, he dicho.
Ya lo entenderás mas adelante.
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